Durante estos meses de confinamiento, se ha hablado mucho de cómo cuidarnos a nivel psicológico. Hacer ejercicio físico, tener una rutina, estar en contacto telemático con nuestros seres queridos… son quizá algunas de las recomendaciones que hayas podido seguir.
En este post me gustaría hablaros del autocuidado emocional en lo relacionado con lo que ha podido ocurrir en estos meses de emergencia sanitaria, pero también para cualquier otro momento de la vida.
Cómo aprender a cuidarse emocionalmente
Para ello me gustaría nombrar algunas palabras que considero claves para este aspecto y que iré desarrollando: escuchar(me), permitir(me), compasión y cuidado.
En algunas de mis entradas anteriores habéis podido leer algunos aspectos relacionados con las emociones y con cómo se traducen en el cuerpo. Es importante que aprendamos a escucharnos, a saber identificar qué estamos sintiendo y con qué puede estar relacionado. A cuidarnos emocionalmente.
Como quizá ya hayáis leído en mis otros textos, no se siente mal ni se siente bien, simplemente se siente. Todas las emociones son necesarias y funcionales. Lo que pasa es que unas son agradables y otras desagradables.
Mi recomendación es escuchar sin juzgar y, sobre todo, darnos permiso a sentir aquello que nos está pasando. Muchas veces el problema surge cuando nos sentimos culpables por tener una emoción. Las emociones no se controlan, se pueden gestionar o intentar hacer algo con ellas. Empieza por no perseguirte por aquello que sientes. Permítete.
Aquí es donde entra la compasión, pero no la compasión que podemos entender como cristiana o sentir pena, con la connotación negativa que lleva asociada. Sino algo parecido a la comprensión de uno mismo; algo así como abrazar aquello que nos está pasando y no castigarnos por ello. Esto también juega un gran papel en el proceso de nuestro cuidado emocional.
Después viene el cuidado. El ver qué podemos necesitar para reducir la intensidad de la emoción, transitarla de la manera más sencilla posible, reparar si creemos que hemos tenido alguna responsabilidad con otras personas, etc. Es posible que no haya nada que haga desaparecer la emoción desagradable, pero sí podemos hacer cosas que la conviertan en más sencilla. Por lo general, yo recomiendo siempre darle salida, ya sea a través de las palabras (hablándolo con alguien o escribiéndolo) o proyectándolo (pintarlo, bailarlo…).
También os pueden servir/ayudar en esto cosas que normalmente os gustan hacer: dar un paseo, escuchar música, dormir… Y si sentís que habéis podido dañar a alguien, acercaos a esa persona cuando lo permita y lamentad lo que ha ocurrido; hacedle sentir comprendida y aclarar vuestra intención.
Es posible que ya hagas todas estas cosas y que te sirvan para encontrarte mejor, sigue haciéndolo; cuídate siempre. Pero quizá estés en un momento en el que nada de lo que haces parece funcionar. Puedes ponerte en CONTACTO conmigo para que pueda acompañarte en la recuperación de tu bienestar. Te mereces encontrarte mejor y cuidarte emocionalmente.